Muchas veces, tanto en los medios de comunicación como en series o películas, se puede observar cómo se diferencia entre modus operandi y firma, pero ¿qué es realmente el modus operandi y qué es la firma? A continuación, veremos en qué consisten estos términos.
El modus operandi hace referencia a todos aquellos actos (técnicas y decisiones) necesarios para la comisión de un delito y su éxito. Es decir, se trata de una conducta aprendida y perfeccionada a lo largo del tiempo que permite obtener información tanto sobre la forma de actuar como sobre las características psicológicas del criminal (planificación, perfección, sadismo, descuidado, etc.).
Por lo tanto, tiene una naturaleza funcional (Garrido Genovés, 2006), pues el delincuente pretende conseguir tres metas: 1) proteger su identidad, 2) consumar el crimen con éxito, y 3) facilitar la huida.
Por otra parte, tenemos la firma, que también puede ser conocida como «sello personal», «firma psicológica» o «ritual». La firma la componen todas aquellas acciones o conductas que satisfacen al victimario. Por ello, cada victimario tiene su firma y esta no suele variar a lo largo del tiempo y, si varía, es mínimamente. Un ejemplo podría ser el hecho de dejar el cuerpo de la víctima en una determinada posición o dejar un as de copas junto a sus víctimas, como hizo el asesino de la baraja en España.
Finalmente, podemos hablar también de la escena del crimen, esto es, ver cuál es su disposición final y descubrir si la escena está realmente desorganizada o se alteró con un objetivo concreto, por ejemplo. Aquí se pretende responder a las preguntas quién, qué, cómo y por qué.
En la escena del crimen encontraríamos tanto escenas organizadas como escenas desorganizadas:
Una escena organizada indica planificación y premeditación.
Una escena desorganizada indica la realización de acciones espontáneas e impulsivas.
Como curiosidad, cabe destacar el perfil geográfico. Esta es una metodología en la investigación geoespacial que analiza la ubicación en la que se han cometido delitos con el objetivo de poder determinar dónde es más probable —o improbable— que se puedan cometer.
Bibliografía:
Abril Calvo, A. El perfil geográfico criminal: aproximación teórica y aplicación práctica. Universidad de Alicante.
Álvarez Saavedra, F. J. (2009). El modus operandi hoy en día. ReCrim.
Garrido Genovés, V. (2011). Perfiles criminales: Un recorrido por el lado oscuro del ser humano. Ariel.
Garrido Genovés, V. (2006). El rastro del asesino: el perfil psicológico de los criminales en la investigación policial. Ariel.
Jiménez Serrano, J. (2012) Manual práctico del perfil criminológico. Lex Nova.
Maldonado Gutiérrez, W. (2011). Consideraciones acerca del concepto perfil criminal. Duazary: Revista internacional de Ciencias de la Salud.
Publicado el 12/06/2022 (actualizado el 18/08/2022) por Marta Lietos.