Según Karmen (2005) la tipología es un «esquema clasificatorio que ayuda a entender qué tiene en común un grupo y cómo se distingue de otros». Así pues, a continuación, nos centraremos en conocer cuáles son las diferentes tipologías victimales que ha ido surgiendo con el paso del tiempo. Sin embargo, antes de empezar, cabe destacar que hay dos principales enfoques clasificatorios: por un lado, la contribución activa de la víctima en el delito; y, por otro lado, la vulnerabilidad de la víctima.
Primero empezaremos por las tipologías victimales internacionales, donde encontramos a VON HENTING (1948), MENDELSOHN (1958), FATTAH (1966 y 1967), NEUMAN (1984) o JOUTSEN (1986), entre otros.
VON HENTING (1948) realiza dos clasificaciones de la tipología victimal. En su prima tipología («El criminal y su víctima», 1948) clasifica a las víctimas de la siguiente forma:
Clases generales (las cuales hoy en día se denominan «víctimas especialmente vulnerables»). Aquí es donde VON HENTING sitúa a los niños; las mujeres; los ancianos; los débiles enfermos mentales; y los inmigrantes, minoristas y tontos.
Tipos psicológicos, es decir, se hace referencia a la actitud de la víctima frente al agresor. Se pueden diferenciar seis tipos psicológicos: deprimido, ambicioso, lascivo, solitario, atormentado y boqueado, excluido y agresivo.
Con su segunda clasificación («El delito», 1975), VON HENTING establece una tipología basándose en cuatro criterios:
En la situación de la víctima. Dentro encontraríamos a la víctima aislada [socialmente] y la víctima próxima (donde hace referencia a la proximidad espacial, familiar e incluso profesional).
En los impulsos y la eliminación de inhibidores en la víctima. Donde encontramos a la víctima con ánimo de lucro, víctima con ansias de vivir, víctima agresiva y la víctima sin valor (aquí se está haciendo referencia a los colectivos desfavorecidos).
En las víctimas con resistencia reducida. Encontramos la víctima por estado emocional (por ejemplo, los deprimidos), la víctima por transiciones del curso vital (como una mujer embarazada, por ejemplo), la víctima perversa, la víctima bebedora, la víctima depresiva y la víctima voluntaria (aquí hablaríamos de víctima voluntaria ya que la persona se ofrecería voluntariamente a ser victimizada).
En la víctima propensa. Donde encontraríamos la víctima indefensa, la víctima falsa, la víctima inmune, la víctima hereditaria, la víctima reincidente y la víctima convertida en autor.
MENDELSOHN (1958) diferencia cinco clases de víctimas:
Víctima completamente inocente o ideal. Es aquella víctima que ni provoca agresión ni se le considera responsable.
Víctima de culpabilidad menor o por ignorancia. Hace referencia a aquellas personas que ignoran los alcances de su acción y que pueden ser victimizadas.
Víctima tan culpable como el infractor y víctima voluntaria. Es la víctima que se somete voluntariamente a serlo, siendo totalmente consciente de los resultados de sus acciones.
Víctima más culpable que el infractor. La cual se puede dividir en: Victima provocadora (víctima que provoca ella misma el delito) y víctima imprudente (aquella persona que se convierte en víctima a causa de sus imprudencias o despistes).
Víctima más culpable o únicamente culpable. Se divide en: Víctima infractora o agresora (víctima que agrede a su posible agresor), víctima simuladora (persona que simula que ha sido víctima de un delito con el objetivo de obtener un beneficio) y víctima imaginaria (personas que creen que han sido víctimas de un delito, pero, en realidad, no lo han sido).
FATTAH crea una primera tipología victimal en 1966 («Grado de responsabilidad»), donde encontramos las siguientes clases de víctimas:
Víctima deseosa y suplicante [por conseguir su objetivo].
Víctima voluntaria o víctima que consiente voluntariamente.
Víctima sin consentimiento. Aquí FATTAH hace referencia a aquella víctima que no ha consentido el hecho, pero que ha provocado a su agresor (por ejemplo, la mujer que provoca ser victimizada por llevar ropa provocativa).
Posteriormente, en 1967, realiza una segunda tipología:
Víctima no participante.
Víctima latente o predispuesta debido a sus características personales. Las predisposiciones pueden ser psicobiológicas (como la edad, el sexo o el estado físico), sociales (como su profesión o su nivel económico) y psicológicas (como la desviación sexual o el carácter de la persona).
Víctima provocativa.
Víctima participante.
Víctima falsa.
Cuando NEUMAN (1984) realiza su tipología victimal empieza a tener en cuenta ciertas características que, hasta ese momento, habían pasado inadvertidas, como el ambiente donde tiene lugar la acción criminal. Así pues, distingue los siguientes tipos de víctimas:
Víctimas individuales. Aquí se hace referencia a la actitud de la víctima, la cual puede ser inexistente, culposa y dolosa.
Víctimas familiares. Donde encontramos niños golpeados y explotados, mujeres que han sido maltratadas y delitos que se han cometido en el ámbito conyugal.
Víctimas colectivas. Aquí encontraríamos la víctima como nación, la víctima como comunidad social y la victimización de grupos específicos (es decir, la victimización que realiza el sistema penal hacia ciertos sujetos).
Víctimas del sistema social (por razón de su raza, del nivel social que poseen, etc.).
JOUTSEN (1986) realiza su tipología en base a la precaución o no de la víctima y a la intencionalidad de la misma. Así pues, encontramos la siguiente tipología:
Precaución o prevención de la víctima tanto en el origen del hecho delictivo como en su posterior desarrollo. Aquí se situaría la víctima concienzuda o diligente, la víctima facilitadora y la víctima invitadora.
Implicación e intencionalidad de la víctima en el hecho delictivo. Aquí encontraríamos a la víctima provocadora, la víctima consentidora, la víctima instigadora o promotora y la víctima simuladora.
A continuación, seguiremos con las tipologías victimales nacionales (de España) donde se sitúa JIMÉNEZ DE ASÚA (1961), PERIS RIERA (1988), LANDROVE DIAZ (1998) o MORILLAS FERNÁNDEZ (2003).
JIMÉNEZ DE ASÚA (1961) fue uno de los primeros autores españoles que realizó una tipología victimal, la cual era la siguiente:
Víctima indeterminada o indefinida (aquella persona escogida al azar).
Víctima determinada. Que se divide en resistentes (subdividida a su vez en real y presunta) y coadyuvantes.
Por otra parte, PERIS RIERA (1988) establece la tipología victimal teniendo en cuenta cuál es el papel de la víctima dentro del entramado criminal. Como resultado, su tipología es la siguiente:
Víctima fungible (hace referencia a aquella víctima elegida al azar) o infingible (hace referencia a aquella víctima que posee una relación con el victimario).
Víctima participante. Que se divide en por imprudencia, alternativas, provocadoras y voluntarias.
Falsas víctimas.
Víctimas ocultas (o cifra negra). Hace referencia a aquellas víctimas que no denuncian.
El grupo como víctima, donde se hace referencia a los colectivos más vulnerables.
LANDROVE DÍAZ (1998) realiza una tipología victimal basándose en la experiencia de sus víctimas y, por ello, distingue tres tipos de victimizaciones:
Victimización primaria. En este primer tipo de victimización incluye las siguientes víctimas: víctimas no participantes, víctimas participantes, víctimas familiares, víctimas colectivas, víctimas especialmente vulnerables y víctimas simbólicas.
Victimización secundaria.
Victimización terciaria.
Finalmente, MORILLAS FERNÁNDEZ (2003) realiza la siguiente tipología victimal:
Falsa. La cual se divide en imaginaria y simulada.
Real. Que se divide en individuales (a su vez, encontramos víctimas que pueden ser inocentes, imprudentes, voluntarias, provocativas o culpables) y colectiva (donde encontramos víctimas difusas o un colectivo propiamente dicho).
Como podemos observar, las diferentes tipologías victimales han ido evolucionando y, poco a poco, se han ido incluyendo nuevos términos y nuevas concepciones de víctima, de forma que colectivos que antes no se tenían en cuenta han ido cogiendo importancia (por ejemplo, esto ocurre con las víctimas que encontramos en la denominada «cifra negra» o con los colectivos más vulnerables).
Bibliografía:
Moreno, M. H. (2006). Historia de la Victimología. Tirant lo Blanch.
Morillas Fernández, D. L., Patro Hernandez, R. M., & Aguilar Carceles, M. M. (2011). Victimología: un estudio sobre la víctima y los procesos de victimización. Editorial Dykinson.
Tamarit Sumalla, J. M. (2006). Manual de victimología. Tirant lo Blanch, Valencia.
Publicado el 24/09/2020 (actualizado el 18/08/2022) por Marta Lietos.
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