Los trastornos de personalidad (TP), según el DSM-V, son «patrones permanentes e inflexibles de experiencias internas, así como comportamientos que se apartan de las expectativas culturales». Como veremos a continuación, los trastornos de personalidad se pueden asociar a diferentes tipos de delincuencia.
Según el DSM-V, podemos clasificar los trastornos de personalidad en tres grupos: grupo A (paranoides, esquizoides y esquizotípicos), grupo B (límite, histriónico, narcisista y antisocial) y grupo C (evitativo, dependiente y obsesivo-compulsivo).
El grupo A se caracteriza por incluir a personas que tienen dificultades para mantener, e incluso establecer, relaciones interpersonales. Eso se debe a que son personas introvertidas y que presentan dificultades para aprender ciertas habilidades sociales. Además, se las sueles describir como personas raras, que se aíslan de la sociedad y son fríos e inexpresivos.
Estos sujetos suelen ser menos violentos que los sujetos del grupo B, sin embargo, el hecho de aislarse socialmente, sumado al pensamiento que tienen, hace que puedan cometer el tipo de violencia más grave, que normalmente suelen ser delitos contra las personas.
El grupo B se caracteriza por incluir a personas que suelen presentar las siguientes características: poseen labilidad afectiva (es decir, que son muy influenciables y todo les suele afectar), realizan conductas descontroladas o inadaptadas y se les suele etiquetar como ‘malcriados’ o ‘caprichosos’.
Este es el grupo que más se suele relacionar con la conducta delictiva y, en concreto, con la conducta violenta. También suelen vincularse al abuso tanto de alcohol como de drogas.
En el grupo C encontramos a personas que sienten un miedo patológico (por lo que tienen miedo de ir a la escuela, de fracasar, de relacionarse con otras personas, etc.) y son sensibles al castigo. Además, como no poseen estrategias de afrontamiento a los problemas, su reacción suele ser el inicio de una conducta explosiva.
Aunque este es el grupo menos propenso a realizar actos violentos, como tienen miedo al abandono o al rechazo, sí que pueden llegar a realizar actos de violencia contra la pareja.
En resumen, como hemos podido comprobar, debido a sus características, los trastornos de personalidad suelen asociarse a cierto tipo de delitos. De todos, el grupo B es quien realiza más conductas delictivas, seguido del grupo A y después el grupo C. Sin embargo, quienes cometen los delitos más graves suelen ser el grupo A, seguido del grupo B y luego el grupo C.
Bibliografía:
American Psychiatric Association. (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5®: Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5®. American Psychiatric Pub.
Garrido Genovés, V. (2003). Psicópatas y otros delincuentes violentos. Valencia: Tirant Lo Blanch.
Publicado el 20/08/2020 por Marta Lietos.
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